Periodista, agricultora y ama de casa

A miña vida foi interesante e chea de acontecementos. Tiven sorte no aspecto material e vivín momentos brillantes nalgunhas épocas.
Tras un primer intento de recuperar la actividad pública al sumarse al proyecto político de Coalición Galega al salir de Alianza Popular, los últimos años de su vida se orientaron a recuperar su carrera periodística y su esfuerzo en favor de la cultura de Galicia.
Son años de lecturas, investigación y divulgación; de una intensa labor comunicadora de su saber y opinión sobre aquellas cuestiones que le interesan. Son años de pérdidas personales importantes pero también de logros como la recuperación de la Casa Grande de Xanceda o de reconocimientos como recibir la Medalla Castelao en 1997, premio a una vida de esfuerzo y compromiso por Galicia.
María Victoria falleció en Madrid el 10 de junio de 1999, tras luchar varios años contra un cáncer, siendo enterrada en Xanceda.

En ella fijó María Victoria su residencia gallega y sus esfuerzos, aunque repartió su vida entre Galicia, Madrid y La Rioja -donde había heredado un viñedo-.
Xanceda fue su referente emocional y trabajó denodadamente en la recuperación de la Casa Grande, que fue su proyecto personal y descubrió el mundo de la viticultura con sus viñas en La Rioja. De hecho, se autodefinía en este tiempo como escritora, empresaria agrícola y ama de casa.
A esta propiedad se unió en 1990 el Pazo de Miraflores al adquirirlo tras el fallecimiento de su tía Felisa Fernández-Latorre. Encarna para María Victoria la memoria de su familia, el lugar de los recuerdos de su infancia y juventud; por ello se empeñó también en su recuperación y conservación.

Según su propio testimonio, María Victoria encaró esta etapa de su vida con optimismo y con una energía acorde a su trayectoria previa. No obstante fueron años de pérdidas dolorosas.
En 1988 falleció su hermano Emilio, al que siempre había estado fuertemente unida. Al año siguiente su tía Felisa Fernández. La compra de Miraflores es quizás un intento de preservar y guardar la memoria de aquella infancia feliz.
En 1994 dejaría el accionariado de La Voz de Galicia y deja de colaborar con el periódico en el que había desarrollado su carrera periodistica.
En 1996 perdió también la salud, al diagnosticársele un cáncer.

Leer, estudiar, preparar charlas, implicarse en diversos proyectos culturales e institucionales son las actividades que centrarán su vida en estos años. Sus crónicas periodísticas siguen puntuales a su cita con los lectores pero el tono es cada vez más evocador y nostálgico o se tiñen de perspicacia para analizar la realidad. Son recuerdos de personajes o situaciones que vivió (Otero Pedrayo, Dalí, Gala Murguía, Cunqueiro, Fernández Florez…) o reflexiones de cariz político (la politica agraria de la CEE) o social (la boda del Principe de Gales). Como siempre, atenta a la realidad.
No obstante, a partir de 1994 se desvinculó de La Voz de Galicia y se centró en sus libros. Estos adquirieron mayor protagonismo y se orientan a la divulgación de la historia prueba de ello es la publicacion de Liberales Coruñeses, primer libro de una trilogía que no llegó a terminar..
Recibió también diversos reconocimientos, entre ellos el ser designada en 1990 miembro numerario del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses o en 1997 la Medalla Castelao, en la que el gobierno gallego reconoce su vida de esfuerzo y compromiso con Galicia.