María Victoria fue diputada en las Cortes Generales por la provincia de Coruña entre 1977 y 1986. En ese período contribuyó notablemente a la configuración del mapa político gallego y español, desarrolló una ingente actividad parlamentaria -fue la diputada con más interpelaciones y preguntas al gobiernoen la primera legislatura- y rompió algunos moldes políticos y sociales. Todo sin dejar de comunicarse con sus lectores; en efecto, un sinfín de artículos y piezas periodísticas de todo tipo dejan constancia de lo sucedido en estos años, de su opinión y emociones sobre la realidad que la rodea.
Su carrera política tiene como escenario de fondo la transición de España hacia la democracia, la emergencia de un partido político de pensamiento conservador que agrupa al franquismo ideológico (Alianza Popular), la creación del estado de las autonomías o la integración de España en Europa. En todos estos acontecimientos y procesos participó María Victoria de forma activa, siendo testigo excepcional de sucesos históricos como la redacción y sanción de la Constitución Española de 1978, el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea en 1982 o el referendum para la incorporación a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1986.
Precisamente a raíz de esta consulta, rompió con el partido en el que había crecido políticamente pues las discrepancias ideológicas eran evidentes y, a juicio de María Victoria, insalvables. En la primavera de 1986 se integraría en el proyecto de Coalición Galega que abandonaría tras no ser reelegida como diputada ese mismo año dando así por concluida su vida política.
La política en los años de la Transición española era una dedicación altamente masculinizada donde la presencia y aportación femenina era testimonial y poco valorada. Su desempeño merece especial mérito pues pese a este ambiente María Victoria fue crucial en la emergencia de una derecha democrática en Galicia y en España, en llevar a las Cortes los mil y un problemas de su distrito electoral o en marcar -en la medida de lo factible- los problemas de las mujeres.
Perteneció al selecto grupo de las 27 mujeres presentes en las Cortes Constituyentes y fue la primera en formar parte de la Mesa del Congreso de los Diputados -fue su vicepresidenta-, lo que sirvió no sólo para abrir nuevos caminos a las mujeres sino también para ofrecer distintas perspectivas de la realidad y las formas de hacer política.
La representación institucional, los muchos viajes nacionales e internacionales o el contacto con la España emergente le abrieron también nuevas perspectivas como persona y enriquecieron su visión de la realidad, tal y como se aprecia en su obra periodística.
Sus firmes convicciones políticas, su fina percepción de los acontecimientos y situaciones, su carácter sociable y conciliador, su compromiso con la democracia y su esfuerzo denodado la convirtieron en un puntal indispensable en el proceso de nacimiento de la derecha democrática en España y en Galicia, donde llegó a ser una de sus figuras más influyentes, sobre todo en el período anterior a 1986.
Nadie mejor que ella para definir su esencia como diputada: Unha vez elixida deputada pola provincia da Coruña, preocupeime desde a mañá a noite de lles axudar ós meus paisanos na medida que me foi posible.
Su vida en estos años tiene una crónica fiel en los artículos en los que comentaba la actualidad, los problemas de Galicia, la vida política… dos de ellos -publicados en 1978- son un relato fiel de su vida en este tiempo de intensísima actividad parlamentaria: viajes, recepción de ciudadanos, visitas, encuentros con personas de sectores sociales, asistencia a plenos y comisiones de las cortes… todo entre Madrid y la provincia coruñesa.
De fondo, la constitución de Alianza Popular y el nacimiento de la España democrática.
La relación de sus preguntas e interpelaciones parlamentarias es ingente y deja ver su perspectiva sobre los problemas gallegos y la variedad de sus intereses políticos: incendios forestales, infraestructuras, industria naval, sector mejillonero, cooperativismo, transporte escolar, educación… Ejerció en este aspecto no sólo una ingente labor política sino también un meritorio esfuerzo divulgador pues con frecuencia estas preocupaciones son el tema de sus piezas en La Voz de Galicia.
Su obra periodística de estos años es muy heterogénea y contiene sus perspectivas sobre la actualidad, reflexiones políticas, crónicas de la vida parlamentaria o da altavoz a los problemas de Galicia.
Su proximidad ideológica pero sobre todo la amistad personal que mantienen desde los años 60, llevan a María Victoria a unirse al proyecto político que lidera Manuel Fraga de constituir un partido político que pilote la transición de los conservadores hacia la democracia.
María Victoria fue consciente de la necesidad de una organización que agrupase las distintas sensibilidades del tardofranquismo, también de las diferencias ideológicas que la separaban de la mayoría de sus correligionarios. Estaba convencida, no obstante, de que existían bases comunes sobre las que construír una alternativa política.
Encabezó la lista de Alianza Popular (AP) por la provincia de A Coruña en 1977. En 1979 emergió como figura relevante en el partido pues uno de los 9 escaños conseguidos en las elecciones de ese año fue el suyo.
AP era entonces un partido en desarrollo, apenas un germen que comenzará a asentarse en el territorio, a organizarse y a destilar su ideario. En Galicia y en A Coruña, María Victoria tiene un protagonismo innegable. Y así fue hasta principios de 1986 cuando su liderazgo fue cuestionado por José Manuel Romay Beccaría en el ámbito del VI Congreso Provincial; ante la posibilidad de dividir a la militancia y fragmentar a la aún incipiente organización política, ella dio un paso atrás y retiró du candidatura a la presidencia provincial.
Este hecho saca a la luz los crecientes desencuentros e incomodidades que acabarán provocando su salida de Alianza Popular ese mismo año.
María Victoria solicitó en marzo de 1986 su baja en Alianza Popular y su incorporación al Grupo Mixto del Congreso de los Diputados. La posición abstencionista del partido en el referendum sobre la entrada de España en la OTAN fue el detonante de una decisión que venía fraguándose desde hacía tiempo.
Las condiciones en las que se fundó y desarrolló AP provocaron en la organización importantes contradicciones ideológicas, desequilibrios territoriales y unas dinámicas en ocasiones caóticas. La emergencia de políticos de perfil heterogéneo y novedoso profundizarán esa diversidad y crearán las tensiones inherentes al crecimiento.
En este contexto abandonó María Victoria su lucha por la presidencia provincial de AP. Había diferencias ideológicas pero también falta de confianza en Manuel Fraga y en su apuesta de futuro; el desacuerdo era evidente tanto en lo referente a la política gallega como en la española.
El referendum de la OTAN dejó al descubierto las debilidades de los populares pues la mayoría de la militancia propugnaba el No, mientras que algunos líderes se orientaban al Sí -concordando con el sentir del gobierno socialista-; la propuesta final fue la abstención.
Las convicciones europeistas de María Victoria chocaron con esta situación de indefinición. Era firme partidaria de la pertenencia de España a Europa y disentía plenamente con la actitud poco comprometida de su partido.
No puedo seguir militando en un partido que en un trance tan grave pide a sus afiliados la abstención, dirá a Diario 16 el 6 de marzo de 1986. Con este argumento anunció su intención de dejar el partido e incorporarse al Grupo Mixto en la Cámara Baja.
Fue una decisión difícil que supuso romper no solo con el proyecto político que había ayudado a crear sino también con un núcleo sólido de relaciones políticas y personales que habían marcado muchos aspectos de su vida en este período.
Como diputada por Coruña, como periodista y como persona preocupada por Galicia, María Victoria no descuidó la acción política sobre el terreno: visitas, reuniones, actos políticos, charlas… en sus diversas formas en estos años su vida se orienta a la representación de sus conciudadanos y al trabajo en el partido y la política gallega.
Aunque sus piezas periodísticas no dejan dudas sobre su interés en la nueva estructuración del estado español, parece María Victoria no se implicó a fondo en el proceso preautonómico gallego, aunque sí votó a favor del estatuto -aún sin estar convencida de la idoneidad de ese modelo para España-. Sus actos y crónicas apuntan a una mayor implicación en los tiempos de la primera autonomía, cuando era presidenta provincial de Alianza Popular.
Fue durante una comida en Xanceda con María Victoria y Felipe que Xerardo Fernández Albor fue reclutado para liderar el proyecto de la derecha para la Xunta de Galicia.
Sus últimos años en Alianza Popular fueron complicados y de sabor contradictorio. Su popularidad creciente entre la ciudadanía se veía desequilibrada por una situación difícil en el partido -donde las luchas de poder son crecientes, donde aflora la indefinición política, donde emerge una nueva generación de líderes- que es lo que acabará llevando a su salida de él.
Narodnitchestvo
Publicado en La Voz de Galicia el 13 de abril de 1977
Visita a un ministro
Publicado en La Voz de Galica de 14 de mayo de 1978
Deshojando la margarita
Publicado en La Voz de Galicia el 14 de diciembre de 1980